Historia de Valera de Abajo

Valera de Abajo está situada en las estribaciones occidentales del Sistema Ibérico en un paisaje de pequeñas alineaciones montañosas separadas por llanos y valles.

Esta villa se alza a la misma entrada de un lugar realmente impresionante entre dos cortados que recibe el nombre de Hoces del Zahorra y del Gritos, siendo un emplazamiento que domina las comunicaciones con la Mancha.

Esta zona fue conquistada por Tiberio Sempronio Graco, allá por el año 179 antes de Cristo, pero su verdadero fundador fue Valerio Flaco, Pretor de la Celtiberia y así en el año 82 antes de Cristo, fue cuando nuestro pueblo tomó el nombre de Valera.

El marqués de Valera de Abajo, Diego Fernández de Alarcón, construyó el palacio que pasó a llamarse palacio de los marqueses.

Para su decoración y construcción mando traer expertos carpinteros que diseñaron, crearon, confeccionaron y fabricaron puertas y ventanas de este imponente edificio.

A cambio del trato recibido el marqués otorgó a todos ellos la posibilidad de quedarse a vivir en Valera de Abajo, muchos de ellos lo hicieron y continuaron con su oficio de carpinteros creando varios talleres y dando a conocer a los habitantes que había entonces en Valera de Abajo este oficio.

Su nombre es enteramente latino, el cual fue ya mencionado por Ptolomeo y Plinio en tiempos de los romanos.

Su lugar estratégico fue siempre pieza clave en la defensa de la Hoz o Paso de Las Valeras.

Todo esto fue destruido en la Guerra Civil de Amer-ben-Amrú y de Jusyf-el-Fheri, después se fundó nuevamente Valera por los habitantes que quedaron, haciéndolo después con Valera de Arriba en el mismo lugar que estuvo Valeria.

Romanos y Visigodos vivieron en este lugar pretendiendo dominar las alturas de las dos Valeras con objeto de controlar el paso de sus ejércitos e impedir el de sus enemigos. También se sufrió la dominación musulmana, siendo destruidas las Valeras en las sangrientas guerras.

La famosa Hoz de las Valeras o Paso de las Valeras consiguieron que Valera de Abajo tuviera un valor estratégico muy importante y pieza clave en las defensas de la época.

Todo el enclave se destruyó en a Guerra cilvil que disputaron Amer-ben-Amrú y Jusyf-el-Fheri.

Posteriormente a esta destrucción fue fundada de nuevo por los habitantes que allí quedaron, y años después paso exactamente igual con lo que hoy conocemos como Valera de Arriba, en el mismo lugar donde antiguamente estuvo enclavada Valeria.

Años más tarde Visigodos y romanos vivieron en la zona intentando conquistar las alturas de Valera de Arriba y de Valera de Abajo para así conseguir dominar el paso de sus ejércitos por la hoz e impedir el paso de los ejércitos enermigos.
Algunos siglos después, durante la ocupación musulmana, volvió a ser completamente destruida a causa de las sangrientas guerras de la época.

No fue hasta entre los años 1157 y 1217 cuando el entonces rey, Alfonso VIII, ordenó la reconquista y la repoblación de los terrenos de Valera, en este caso por motivos estratégicos, sobre todo después de la batalla de las Navas de Tolosa en el año 1212 que fue donde el peligro almohade quedó más que manifestado.

La hoz de la Valeras impedía el acceso hacia la capital conquense de posibles ataques desde el Sur y desde Levante.

Valera de Abajo volvía a la vida mediante un pequeño pueblo militar.

En el año 1182, una vez más “Las Valeras” (Valera de Arriba y Valera de Abajo) había desaparecido.

Fue entonces cuando el Papa de Roma Lucio III creó la diócesis de Cuenca.

Fue en este momento también cuando ambas aldeas volvían a la vida habitadas por labradores cristianos que cultivaron sus tierras.

Pero en esta ocasión el nombre de ambas localidades se cambió por el de Valeria, y olvidaron sus “apellidos” de Valera de abajo y Valera de arriba” y fueron cambiados por de Suso y de Yuso, Valeria de Suso fue el nombre dado a Valeria de Arriba y Valeria de Yuso fue el nombre dado a Valera de Abajo.

Hacia 1189 se le concedió por herencia dichas tierras a un monje en la Vega de Valera y llegado el año 1194 el mismo rey que ordeno la repoblación de las tierras por el peligro de las invasiones almohades, Alfonso VIII, quien concedió los distintos beneficios del Portazgo de Valera a la Orden de Santiago por los que se pagaba un impuesto en el paso de ganado por este lugar y el en año 1195 este mismo rey otorgó al Obispo Juan Yáñez las Décimas de Valera.

Valera de Abajo estuvo ligado al Señorío de Albornoz durante varios siglos, en el año 1403 cambió y se asoció a los Mendoza a causa del matrimonio que doña Beatriz de Albornoz contrajo en el mismo pueblo de Valera de Abajo con don Diego de Hurtado de Mendoza, que era el primer señor de Cañete.

Durante la mitad del siglo XV paso esta asociación a la familia Alarcón, está familia además de en Valera de Abajo tiene gran predominio en toda la ribera media del río Júcar.

Años después la familia Alarcón se partió y se dividió en dos ramas, la primera es la de los Marqueses de Valera y otra que es la de los Marqueses de Valverde.

Diego Fernandez de Alarcón tuvo el privilegio de ser el primer Señor de Valera de Abajo, título que años después se convirtió en primer Marqués de Valera de Abajo.

Diego Fernández de Alarcón tiene además otro título, este con menos privilegios pero con una gran importancia a través de los siglos, el de implantar la Fiesta de Moros y Cristianos en el año 1591, debido a los combates que directamente ha sufrido su familia tanto en la guerra de Granada como en distintos conflictos que posteriormente sufrieron con musulmanes y moriscos.

Esta fiesta hoy en día sigue celebrándose y está muy cerca de ser declarada de interés turístico regional. Esta fiesta desde sus orígenes tratan de recrear los antiguos combates entre los cristianos y los musulmanes.

El marqués de Valera de Abajo, Diego Fernández de Alarcón, construyó el palacio que pasó a llamarse palacio de los marqueses.

Para su decoración y construcción mando traer expertos carpinteros que diseñaron, crearon, confeccionaron y fabricaron puertas y ventanas de este imponente edificio.

A cambio del trato recibido el marqués otorgó a todos ellos la posibilidad de quedarse a vivir en Valera de Abajo, muchos de ellos lo hicieron y continuaron con su oficio de carpinteros creando varios talleres y dando a conocer a los habitantes que había entonces en Valera de Abajo este oficio.

Se aprovecharon de las grandes cantidades de madera que por la zona se encontraban para desarrollar en oficio de carpintero perfectamente y de la manera más optima en Valera de Abajo, de la serranía de Cuenca se compraban grandes cantidades de pinos que se cortaban en láminas y almacenaban junto a los talleres para que el agua y el sol secase este tipo de madera perfectamente.

Por conclusión, desde 1567 Valera de Abajo se convirtió en un pueblo con grandes técnicas artesanales y mejores profesionales artesanos en la fabricación de puertas y ventanas, esto continua hasta la actualidad y podemos afirmar sin riesgo a equivocarnos que estos son los pioneros de la tradición carpintera que hoy en día todavía se tiene en Valera de Abajo.

Gracias a la implantación de estos talleres artesanales de carpintería la importancia de Valera de Abajo fue creciendo paulatinamente, gracias a esta importancia se crearon dos conventos en la localidad, el primero de ellos fue el de “Los Carmelitas de San José”, fundado por la venerable Ana de San Agustín, (famosa por se la compañera permanente de Santa Teresa de Jesús) alrededor del año 1600.

El otro de los conventos fue el de “Franciscanos Descalzos”, este convento destacaba por tener una preciosa fachada de corte renacentista.

La Iglesia de Valera de Abajo se constuyó bajo la advocación de Nuestra Señora de la Asunción, años después fue destruida completamente y en 1960 se constuyó la actual iglesia bajo la misma advocación y nombre. La patrona de Valera de Abajo desde sus inicios recayó en Nuestra Señora del Rosario.

En 1971 Valera de Abajo y Valera de Arriba llevaron a cabo una unificación que fue llevada a su fin con éxito. Hoy en día y aunque sigan ambos pueblos existiendo el municipio es conocido como “Las Valeras”.